jueves, 30 de octubre de 2008

Caligrafía para momentos absurdos


Caligrafía para entretener momentos absurdos. Letras formando palabras formando frases llenando libretas ocupando estantes. Sin decir nada. Sin acabar nada. Sin empezarlo siquiera.

Ruidos en el piso de arriba. Vecinos sin nombres, casi sin voces. Apenas un murmullo, un susurro.

Gente sin rostro en la barra de un bar. Charquitos de neón a la salida del trabajo. Lluvia en el pelo. Duelos de varillas de paraguas. Aceras borrosas. Frio.


Así es el otoño aquí.

sábado, 25 de octubre de 2008

Arquitectura, Género y Poca Verguenza



He tenido que leerlo varias veces porque sencillamente no daba crédito. De sobra se que la densidad de gilipollas en mi profesión es muy superior a otras, pero hasta ahora pensaba que era sólo la tontería vanidosilla propia de los creativos y artistos varios. Pero por la carga de formación técnica, que implica un mínimo de raciocinio, creí al colectivo a salvo de cosas como la que sigue:


I XORNADAS: EN CONSTRUCCIÓN
ARQUITECTURA, XÉNERO E CIDADANÍA
30-31 de outubro e 1 de novembro DE 2008
Directora Académica: Pascuala Campos de Michelena
Lugar: Auditorio Centro Social Caixanova (Policarpo Sanz, 24-26). Vigo
O V Plan do Goberno Galego para a Igualdade entre mulleres e homes 2007-2010 contempla entre as súas liñas estratéxicas e como obxectivo xeral poñer en valor os temas que afecten as necesidades básicas ou prácticas e os intereses estratéxicos das mulleres galegas dun xeito transversal nas políticas da Xunta de Galicia fomentando a inclusión das perspectiva de xénero nas políticas públicas estando implicados na consecución destes obxectivos os departamentos con competencias neste eido como é o caso da Vicepresidencia de Igualdade e do Benestar e da Consellería de Vivenda e Solo
Obxectivo xeral
- Promover a incorporación do mainstreaming de xénero nas políticas públicas en materia de vivenda e na xestión do espazo e urbanística.
Obxectivos específicos
- Promover accións que garantan a igualdade entre homes e mulleres no uso do espazo urbano así como do acceso á definición de necesidades como no deseño e planificación de programas e proxectos.
- Establecer alianzas entre as distintas administracións galegas e a sociedade civil.
- Sensibilizar ao persoal técnico e á sociedade galega en xeral acerca das diferenzas no acceso aos recursos e espazos urbanos de mulleres e homes.
- Incorporar o enfoque de xénero na metodoloxía de xénero nos proxectos.
- Coñecer experiencias e intercambio de boas prácticas.
Resultados
Protocolo de actuación
Declaración institucional
Destinatari@s
Persoal político e técnico da administración galega e local
Consultorías especializadas en urbanismo
Estudantado de Arquitectura, Xeografía, Ciencias Sociais, etc.

Pero resulta que no. No somos inmunes a que semejante anuncio aparezca sin rubor en una circular de nuestro colegio profesional.

La verdad es que aun no he salido de mi estupor, no se si lo que más me impresiona es el objetivo general o los específicos. A lo mejor es que no entiendo bien eso del mainstreaming de género en las políticas públicas, pero es que en mi inocencia (infinita por lo visto) creí que las políticas de vivienda tenían por objeto desarrollar suelo para permitir la construcción de viviendas accesibles a la población, (sí queridos hipotecados, ya se que suena a cachondeo, pero los objetivos de las leyes de urbanismo repiten éste como uno de los principales), y que la gestión urbanística era el proceso técnico y jurídico que lo posibilita. Lo de presentar la gestión urbanística bajo una óptica de guerra de sexos, me deja sin palabras, voy a tener que meditarlo.

Establecer alianzas entre las distintas administraciones gallegas y la sociedad civil (que no la militar oigan), también suena muy bien, dudo que signifique algo, pero evoca a la arenga de Aragorn a las puertas de Mordor, y ¡cómo nos gusta esa peli!

Me gusta mucho también eso de sensibilizar acerca de las diferencias en el acceso a los espacios urbanos de mujeres y hombres. Ya ven, tantos años empollándonos la normativa de accesibilidad, pensando que es la gente discapacitada la que accede de forma distinta a los espacios y resulta que no, que las diferencias están en otro lado. Vaya por Dios.

Pero la perla indiscutible del tema es el Incorporar el enfoque de género en la metodología de género en los proyectos, (les juro que eso es lo que dice). A mi me enseñaron a proyectar acercándote al meollo de la cuestión de muchas formas: desde el programa de necesidades, desde la memoria del lugar, desde las secuencias espaciales, desde una idea más subjetiva y evocadora que permitiese dar un tratamiento unitario al desarrollo… en fin, según lo que se persiga, la sensibilidad del proyectista o la intencionalidad en cada proyecto podía ser de una forma u otra, o de varias, pero lo del género (lo correcto sería sexo, pero eso lo discutiremos otro día) me ha dejado de piedra. ¿Dónde estaban mis profesores que no se enteraban de lo realmente importante? ¿Por qué nos tuvieron engañados tantos años de escuela? No hay derecho. Menos mal que ahora, gracias a estas jornadas por fin se hará la luz sobre todos nosotros.

Hay que estar muy aburrido, tener mucha (muchísima) pasta para malgastar y tener mucha (muchisisisísima) cara para plantear jornadas como estas. Pero sobre todo: hay que tener una mente profundamente machista para pretender establecer diferencias y debates sexistas en disciplinas donde sencillamente NO CABEN.

Me encantaría leer las conclusiones, el protocolo y la declaración institucional tras esos dos días de sesudos debates. Aunque pensándolo, bien mejor no. No quiero que se me vuelva a cortar la digestión pensando como nos chulean el dinero de cuotas e impuestos para memeces como esta.

(Lo único que me puedo preguntar en este momento)

martes, 14 de octubre de 2008

Gente valiente


Decíamos el otro día que los valientes nacen, y durante la vida tiempo hay de demostrarlo. Cuando todo va mal, algún perverso corolario de la ley de Murphy resulta ser de aplicación, y las cosas se vuelven aun peores. Me escribe (bueno, nos escribe) una amiga diciendo que su enfermedad no se quedó hace unos meses en la mesa del quirófano, sino que sigue con ella. Nos lo escribe con serenidad, con la valentía suficiente para reconocer que son momentos duros y que lógicamente le afectan. Pero también con bastante humor como para enviar de propina un archivo gracioso y decirnos que Nunca llueve eternamente. Desde luego. Mientras haya gente valiente y peleona como Loli en el mundo, no solo no puede llover eternamente, sino que con su voluntad son capaces de hacer que salga el sol.

Todo mi cariño Loli. Eres un ejemplo de coraje, por esto y por muchas otras cosas. Sabes que estamos todos contigo. Un beso.

viernes, 10 de octubre de 2008

Miedo nocturno


A la hora de acostarme me subía a la cama rápidamente. Nunca he sido particularmente miedosa, excepto por lo que respecta a debajo de la cama, reino absoluto (como todo el mundo sabe) del monstruoqueteagarraporlostobillos. Así que nada de quedarse sentada en el borde, con los pies colgando. Nop. Nanay. De un salto arriba. Después, una vez leido el cuento, rezado el cuatro esquinitas y toda esa industria relajante que precede al dormir, mi padre apagaba la luz de la habitación y salía, pero a cambio encendía la del pasillo, y dejaba la puerta un poquito abierta. Entonces empezaba de verdad la feria.

"¡Veo Humo de Ratones!" Cada noche volvían a mi habitación con cara de pez "¿pero qué es lo que ves?" Humo de Ratones. Buscaban, repasaban las estanterías por si hubiese algo extraño, movían de sitio cosas que pudiesen hacer sombras raras, iban señalando objeto por objeto para localizar lo que tanto me preocupaba "¿Es esto?" "¡No! ¡Eso no! Humo de Ratones" "¿Pero dónde lo ves?" "Allí, allí" Me desesperaba, ¿pero cómo podían no verlo? ¿acaso estaban ciegos? Estaba allí, en el aire, se distinguía claramente. Por la lonchita de luz que se colaba en la habitación procedente del pasillo, bailaban en el aire partículas de polvo que ejercían un efecto hipnótico sobre mí. No veía nada más que aquellas diminutas casi-nadas suspendidas en el chorro de luz dorado. Estaba clarísimo: Humo de Ratones.

A mis padres les llevó una buena temporada descubrir a que me refería. Y a mi otro tanto familiarizarme con el humo y con los ratones, y darme cuenta de que no era eso lo que debía preocuparme. Podía centrar toda mi atención en el monstruoqueteagarraporlostobillos, los ratones eran inofensivos.

Han pasado unos pocos años desde aquello. Hoy los monstruos de debajo de la cama son mucho más feos, y por mucho que de voces no va a venir a arroparme mamá. El miedo he ido aprendiendo a tragármelo y prácticamente ha desaparecido. Pero hay algo que sigo buscando cada noche desde mi cama, no ya con miedo sino con la esperanza de que los ratones amigos estén ahí, haciendo hogueras pequeñitas y mandándome señales. De humo, claro.

¿Hay ratones por aquí?

viernes, 3 de octubre de 2008

Bolsón Indio


(La venganza de Moctezuma)

Un personaje de una película que vi hace tiempo decía que cuando estás de viaje no haces más que tonterías, como comprar cazadoras de cuero por el doble de lo que valen. No hacía mención expresa a las maletas y bolsas de viaje, pero creo que pueden quedar perfectamente incluidas en el comentario. Esas bolsas que tienes que comprar porque en la maleta ya no cabe ni una horquilla más y, ¿cómo te vas a llevar todo lo que has acumulado?: los regalitos para familiares y amigos que con tanta ilusión compras y que se suelen recibir con cara de pez; la figurita de un personaje de la mitología local, que en ese momento te interesa muchísimo y cuyo nombre habrás olvidado antes de subir al avión de regreso; el poncho artesano, tan mono, tan colorista, que cuando vuelvas a tu fría y triste ciudad encontrarás un poco fuera de lugar y no te pondrás más que una vez...

Pues el contenedor de todo ello acaba siendo un souvenir más, que peleas duramente durante media hora de regateo con una nativa impasible ante tu agresiva táctica de compra. Al final te llevas el bolsón más estrafalario del puesto, el más chillón y el más caro. Y lo que es más, te lo llevas convencida de que has hecho la compra de tu vida, lo que dice muy poco en favor de tu agresiva táctica, que no vale un pimiento comparada con la táctica pasiva de la nativa en cuestión.

Y el artefacto cumple su cometido. Embutes en él chales, sombreros, folletos, dioses mayas y un par de zapatillas que no encuentran el huequito de maleta en el que vinieron. Y llegas a casa, y desparramas por todas partes ropa, compras, regalos y maletas; y durante tres o cuatro días tu salón (habitualmente ordenado) se parece mucho a Hiroshima, hasta que milagrosamente cada objeto, autóctono o importado, va encontrando su lugar. Y llega un momento en que sólo queda la bolsa. Y la miras. Te enfrentas a ella cara a cara. Reconoces ese tufillo que desde el primer día la ha caracterizado, y decides: "te voy a lavar".

Ante la ligera sospecha de que pueda desteñir optas por acometer la operación a mano, en el cuarto de baño. Primero en el lavabo, aunque en vista de que el tejido está aumentando peligrosamente de volumen decides un rápido traslado a la bañera. Sobrevuelas el inodoro, cuya tapa queda regada de un líquido oscuro ("luego lo limpio"). Ya en la bañera, además de hinchar, parece que la bolsa se está desangrando. Sin embargo su voracidad por el jabón es infinita, y cuanto más le ofreces más crece, más sangra y más aclarado por delante que te queda. Por fin comprendes que la jodida bolsa es capaz de beberse un litro de Norit y comerse al borrego después. Empiezas a aplicar agua a chorro, para eliminar la espuma carmesí que amenaza con salirse de la bañera y tragarte a ti también. No es suficiente. Con la ducha. Las salpicaduras han pasado a parecerte un problema secundario.

Poco a poco el volumen de las cosas vuelve a ser lo que en principio era. Sólo queda encontrar un lugar para tender y acabar de manchar el pasillo en el trayecto. A estas alturas el baño parece La Matanza de Texas, tienes la cara salpicada de pecas rojas, la espalda dolorida y los brazos violetas hasta los codos, y sobre todo tienes la sensación de que Cuauhtémoc, sentado en un Olimpo de pirámides y serpientes emplumadas, se descojona abiertamente de ti.

jueves, 2 de octubre de 2008

Cartas no enviadas.


(Eso que se ahorra el mundo)

Pues ahora que no estás, te escribo. Siempre que escribo algo, algo un poco serio claro, algo que vaya más allá de la lista de la compra, acabo llorando. Así que me disculpo de antemano, y de paso te disculpo a tí, porque aunque no vayamos a reconocerlo ni tu ni yo, esto tiene toda la pinta de ir a acabar fatal. Por tu parte, puede. O por la mia. Pero tengo la certeza de que uno de los dos, si no los dos, va a salir herido de aquí.


Pero sigamos así, fingiendo que es todo estupendo, que no pasa nada. Y en verdad lo es, estupendo digo. Es maravilloso sentirse atendido después de tanto tiempo. Cuarenta días en el desierto pasó Jesús. Cuarenta años me parece a mi que llevo en el varadero. Como un pesquero viejo, con tantas manos de patente y de pintura, de pintura y de patente, que ha engordado seis pulgadas y, aunque las cuadernas se pudrieran y desaparecieran, el casco aguantaría estóico otro invierno más. Así estoy yo. Todo fachada. La apariencia me mantiene en el mundo. Maquillaje de la vida. Lo accesorio como único asidero.

Y me está dando pánico que me apetezca escribir. Algo tan aparentemente inocente. Recrearme en la caligrafía. Un mero ejercicio ¿estético? La última vez que me dio por escribir con regularidad... bueno, digamos que no me sentó demasiado bien. Afortunadamente, en uno de los escasos momentos de lucidez que tenía por aquel entonces, decidí no enviar ni una sola de aquellas cartas, de hecho, la única que envié no era mía. Era un escrito muy cursi, en idioma argentino, con una breve introducción de mi puño y letra; pero la carta, el texto en si, estaba impreso, tal cual lo encontré en internet. Supongo que no es demasiado romántico recibir una carta de amor en helvética 9 ptos. Que te quieran con las palabras prestadas. Supongo. Pero es como fue. Sin embargo las demás, las otras cartas, las que si escribí yo, mucho más dolorosas y sinceras, y mucho peor escritas, nunca llegaron al buzón. Adonde sí llegaron fue a un contenedor de basura, sin duda un destino más acorde con su naturaleza, o al menos así lo sentí entonces. Todas juntitas eso sí, como buenas hermanas.

Bien está. No merecían un final más épico como una hoguera. Además, la suma de todas ellas resultó ser un buen montón de papel y hubiese necesitado una pira de cierta dimensión. No, el vertedero municipal es más que suficiente. Porque debo reconocer (sin el menor remordimiento) que esa vez no reciclé. ¡JA!