viernes, 10 de octubre de 2008

Miedo nocturno


A la hora de acostarme me subía a la cama rápidamente. Nunca he sido particularmente miedosa, excepto por lo que respecta a debajo de la cama, reino absoluto (como todo el mundo sabe) del monstruoqueteagarraporlostobillos. Así que nada de quedarse sentada en el borde, con los pies colgando. Nop. Nanay. De un salto arriba. Después, una vez leido el cuento, rezado el cuatro esquinitas y toda esa industria relajante que precede al dormir, mi padre apagaba la luz de la habitación y salía, pero a cambio encendía la del pasillo, y dejaba la puerta un poquito abierta. Entonces empezaba de verdad la feria.

"¡Veo Humo de Ratones!" Cada noche volvían a mi habitación con cara de pez "¿pero qué es lo que ves?" Humo de Ratones. Buscaban, repasaban las estanterías por si hubiese algo extraño, movían de sitio cosas que pudiesen hacer sombras raras, iban señalando objeto por objeto para localizar lo que tanto me preocupaba "¿Es esto?" "¡No! ¡Eso no! Humo de Ratones" "¿Pero dónde lo ves?" "Allí, allí" Me desesperaba, ¿pero cómo podían no verlo? ¿acaso estaban ciegos? Estaba allí, en el aire, se distinguía claramente. Por la lonchita de luz que se colaba en la habitación procedente del pasillo, bailaban en el aire partículas de polvo que ejercían un efecto hipnótico sobre mí. No veía nada más que aquellas diminutas casi-nadas suspendidas en el chorro de luz dorado. Estaba clarísimo: Humo de Ratones.

A mis padres les llevó una buena temporada descubrir a que me refería. Y a mi otro tanto familiarizarme con el humo y con los ratones, y darme cuenta de que no era eso lo que debía preocuparme. Podía centrar toda mi atención en el monstruoqueteagarraporlostobillos, los ratones eran inofensivos.

Han pasado unos pocos años desde aquello. Hoy los monstruos de debajo de la cama son mucho más feos, y por mucho que de voces no va a venir a arroparme mamá. El miedo he ido aprendiendo a tragármelo y prácticamente ha desaparecido. Pero hay algo que sigo buscando cada noche desde mi cama, no ya con miedo sino con la esperanza de que los ratones amigos estén ahí, haciendo hogueras pequeñitas y mandándome señales. De humo, claro.

¿Hay ratones por aquí?

10 comentarios:

Jose dijo...

Es verdad como se busca a veces aquellos momentos infantiles. En mi infancia utilicé una lógica aplastante para hacer desaparecer el mosntruo de debajo de la cama: si él vivia debajo de mi cama por la noche, pues meto las cajas de mis juguetes y asi ya no cabe el monstruo. jaja!!mi madre contenta porque asi habia más hueco en la habitación y porque yo no los llamaba cada dos minutos!!

(y todavia lo hago!!..lo de meter las cajas, no lo de llamar a mis padres)

Eli dijo...

Yo creía que si me quedaba muy muy quieta y completamente tapada nada ni nadie podría alcanzarme. Ni un pedacito de piel al aire, o sería absoluta y terriblemente vulnerable.
¿Sabes? igual que ha pasado contigo mis terrores ahora son muy diferentes. Y también ha cambiado la manta mágica que me cubría. Pero aún, cuando veo revolotear alguna pelusa errante de debajo de la cama que ha escapado al moderno exorcismo de la aspiradora, pienso que los fantasmas siguen dejando pistas de su presencia.

Cris dijo...

Pues yo me pasaba toda la noche totalmente tapada. Y si sacaba un pie, corriendo lo volvía a meter. Era como si al estar totalmente dentro se me fuera el miedo.

Alberich dijo...

Q maravilla...
Q he soltao la lagrimilla y tó..
joder..creo q ese humo de ratones se me ha metido en un ojo.

Lal dijo...

De ahí venía el humo de ratones? ahora lo hace aún más entrañable...
Yo sigo durmiendo sin sacar ni un solo milímetro de mi cuerpo del perímero de seguridad de mi colchón :)

Ina dijo...

Si, lo de Humo de Ratones viene de ahí. en mi casa es un clásico, pero me di cuenta que fuera de mi familia no se entendía.

Y gracias a todos, me consuela saber que no soy la única tarada que pasados los ...ta sigue haciendo conjuros infantiles.

Celadus dijo...

Yo veía bichos en la pared, que no eran otra cosa que los dibujitos del papel pintado, que en mi imaginación se desplazaban por las paredes. También decidí creer que los monstruos existían, porque si creía lo contrario igual venían a demostrarme que estaba equivocado.:)
Todos tenemos nuestros fantasmas de la infancia.

JR dijo...

me ha encantado. el otro día iba a preguntar porque lo "del humo de Ratones" que sonaba tan bien pero no significaba nada. ahora ya lo se y tiene su encanto.

Sirenita dijo...

Qué bonito Ina! :)

No te lo vas a creer pero yo me sigo subiendo a la cama de un saltito....¡lo juro! mi marido se troncha de risa conmigo..pero no puedo evitarlo, me temo que el monstruoagarratobillos era un tipo mega ocupado..ja ja ja ja ja

Lenka dijo...

Precioso, Ina! Gracias por compartir con nosotros cuánto sentido tenía!

Y bueno, quién no tiene o ha tenido sus monstruos? Yo también pensaba que quedarme bajo las mantas me hacía invulnerable. Lo que no sé es cómo no morí asfixiada!! ;-) Lo peor es que aún lo hago cuando me entra el miedo. Y eso sí, bajo ningún concepto tolero que se quede el armario del dormitorio abierto. Jamás.

Precisamente esta mañana oí a un psicólogo decir que "la infancia es el patio en el que jugamos toda la vida". Tiene más sentido cuando se leen cosas como la que has escrito. Gracias!